31o dom to C
http://brunomori39.blogspot.com.uy/2016/11/zachee-ou-lhistoire-dune-conversion.html.
Lucas, médico de origen sirio
(Antioquía), convertido al cristianismo por la predicación del apóstol Pablo,
escribió su evangelio para los cristianos de cultura greco-romana que venían
del paganismo. Redactó su texto a comienzos de los años 80, inspirándose en el
evangelio de Marcos y en otros documentos.
En su evangelio, Lucas
presenta al hombre de Nazaret como un regalo del cielo; como un ser que viene
de Dios y habla en nombre de Dios; como alguien que conoce quien es Dios y cómo
acercarse a El; que sabe cual es el "camino" que los humanos debemos
recorrer para dar sentido a nuestras vidas y alcanzar una auténtica humanidad.
Lucas enseña pues que,
siguiendo el "Camino" de Jesús podemos aprender muchas cosas sobre
los hombres y sobre Dios. Sobre Dios aprendemos que El es la Fuente inagotable
del amor; un Ser rico en misericordia, que no juzga a nadie, que acoge a todos,
que respeta los ritmos de crecimiento y evolución interior de cada uno; que
tiene una debilidad por los pobres, los desprovistos, los fatigados, los
maltratados en la vida; que se angustia por los perdidos; que abraza a los
delincuentes; que quiere la felicidad de todos.
Sobre los hombres, aprendemos
que los ricos, los poderosos, los egoístas, los arrogantes, los soberbios, los
presuntuosos, los satisfechos, los suficientes, son incapaces de emprender el
"camino" del Señor porque no lo sienten necesario y, por ello, acaban
inevitablemente por sofocarlo en lo impermeable de su egoísmo y su suficiencia.
Aprendemos también que Dios siente por estas personas una profundad tristeza,
una inmensa piedad; que, sin embargo, no cesa de esperarlos en los cruces de
los caminos de su existencia, con la esperanza de recuperarlos y salvarlos.
Lucas desarrolla los temas del
amor gratuito, de la bondad, la ternura, el perdón y la misericordia de Dios,
temas que lo habían impresionado enormemente y que, probablemente, habían
desencadenado en él el movimiento de conversión que lo llevó a convertirse en
un ferviente adepto del nuevo "Camino", o de la nueva "Vía"
(Act.9, 1-3 ; 18,25 ; 24,22) abierta a los creyentes por Jesús de Nazaret.
Lucas parece muy interesado en
la dinámica de la conversión, de la suya y de los otros cristianos. Quiere, por
tanto, reflexionar y analizar los mecanismos de ese fenómeno que trastoca tan a
menudo la vida de las personas.
Entonces, el episodio de
Zaqueo, donde, con un humor y una fineza incomparables, esboza en unas líneas
el retrato de ese publicano infame, le sirve a Lucas de trama para describir
las etapas típicas que el individuo atraviesa antes de llegar a su conversión
cristiana. Lucas utiliza el relato de Zaqueo para explicar la trayectoria
humana y espiritual por la cual una persona decide abandonar su modo de vida,
su propio camino, para entrar definitivamente en el camino del Nazareno.
Toda esta enseñanza se
condensa admirablemente en el relato de Zaqueo que se convierte en una figura
emblemática, a través de la cual, Lucas, con una habilidad y una eficacia
pedagógica extraordinaria, desmigaja y entrega a simples creyentes de su tiempo
el corazón del mensaje cristiano.
Al reflexionar sobre este
texto de Lucas, trataré primero de resaltar la importancia de ciertas
palabras-clave que guían la composición y determinan el sentido y contenido de
este relato magnífico. Buscaré enseguida mostrar cuánto nos concierte este
texto y cuánto ilumina la estructura y las razones últimas de nuestra adhesión
al proyecto cristiano puesto en marcha por el Profeta de Nazaret.
Es útil saber que Zaqueo es un
recaudador de impuestos al servicio del ocupante romano. Ejerce una profesión
muy lucrativa, que, al mismo tiempo, lo vuelve detestable y despreciable para
todo buen judío quien lo considera como renegado, estafador y ladrón. Zaqueo
además es el jefe de una compañía de funcionarios del impuesto, lo cual aumenta
la protesta y la agresividad de sus compatriotas contra él. Sin embargo, la
vida encopetada pero atormentada de este rico insatisfecho toma un giro
inesperado y bascula definitivamente cuando el camino de su vida se cruza con
el de Jesús, en ruta hacia Jerusalén.
Lucas nos muestra con ello que
la conversión se desencadena fundamentalmente con el encuentro de dos personas,
dos caminos, dos concepciones de la realidad, los recorridos diferentes de
vida. Para Lucas, sin embargo, no se encuentra "el propio" camino,
sin buscarlo y sin tener ganas de encontrarlo. Por ello caracteriza de entrada
a Zaqueo como alguien que "busca" ver.
En efecto, en la raíz de toda
conversión, de todo cambio de vida, aparece siempre una profunda y angustiosa
insatisfacción, seguida de un largo trabajo de cuestionamiento y búsqueda. Se
busca porque no se sabe exactamente
donde está uno, o lo que quiere. Se busca porque no se tiene lo que se desea,
porque se experimenta una falta, un vacío; porque no está conforme con la
cualidad de su vida, con los frutos que produce, con la orientación tomada. Nos
sentimos decepcionados, descontentos y tristes con nuestro camino y querríamos
emprender otro.
Como Zaqueo que lo tenía todo
y que, por tanto, no tenía nada que pudiera verdaderamente contentarlo, hacerlo
crecer, levantarlo, hacerlo volar más alto que su miserable vida de funcionario
crápula, ocupado y preocupado solamente en acumular dinero a costa de los
pobres. A pesar de su status social envidiable e influyente Zaqueo no conseguía
tener la estatura espiritual y humana que habría deseado. Nada lo satisfacía.
Se quedaría siempre en un hombre insignificante y de "pequeña
estatura"... a menos que pudiera darle vuelta a todo, cambiarlo todo en su
vida, recomenzarlo todo, de nuevo y diferente. Finalmente siente que ya está
harto de sólo ver y tener dinero. Está harto de la vida que lleva. Quiere ver y
tener otra cosa. El dinero que posee no le da ni más gratificación, ni más
felicidad, ni más amigos. Al contrario, no hace más que aumentar a su alrededor
el número de personas que lo detestan y no querrían verlo más.
Lucas, al sugerirnos este
retrato psicológico de Zaqueo, quiere hacernos comprender que en la base de
toda conversión, está siempre el deseo, la aspiración, la espera y la
"búsqueda" de una forma de existencia diferente, porque percibe la
que está viviendo como imposible.
Lucas que, además de cristiano
convertido, es también médico, sabe muy bien cómo la actitud de
"búsqueda" es fundamental en la vida de una persona para que pueda
continuar progresando hasta alcanzar la medida de la talla que Dios previó para
ella. Lucas sabe también que la "búsqueda" es uno de los
"Temas" de su predicación: "Busquen y encontrarán, golpeen y se
les abrirá... porque el que busca encuentra, y al que golpea se le abre -
Busquen el reino de Dios y todo lo demás se les dará por
añadidura..."(Luc, 11, 9-10; 12,31; 19,10). La actitud de búsqueda,
seguida de un sentimiento intenso de insatisfacción y vacío existencial, así
como el deseo de llegar a ser, cambiar, transformarse, renovarse, recorrer otros
caminos, ver otros horizontes, constituyen la medida con la que el evangelio de
Lucas valora la disposición a la salvación, la profundidad espiritual y la
grandeza humana de una persona.
Por eso Zaqueo, que era de
"pequeña estatura", desde que empieza a "buscar" para ver
quien era Jesús, se agranda inmediatamente a los ojos de Lucas y lo coloca en
seguida en alto, sobre un árbol, como un pájaro que se posa en él, después de
haber revoloteado largo tiempo por el cielo azul.
Sin embargo, para Lucas, la
conversión no es sólo el resultado de una búsqueda. Es también la salida de las
tinieblas, la curación de la ceguera, la capacidad de ver claramente. Es el
resultado de un descubrimiento, de un encuentro, de una iluminación, a menudo
de un deslumbramiento, por medio de los cuales repentinamente se revela a los
ojos del corazón y del alma de la persona que busca, el lugar de su auténtica
felicidad, los valores que darán sentido a su vida y la forma última de su
plena realización.
Es por ello con toda la
intención que Lucas pone el relato de Zaqueo inmediatamente después de la
curación del ciego de Jericó, un hombre aplastado al borde de la ruta e incapaz
de andar sobre el "camino". Es también, con toda la intención, que,
en el relato de Zaqueo, el evangelista utiliza el verbo "ver"
inmediatamente del verbo "buscar" para indicar la búsqueda
existencial de ese publicano. Hay que recalcar que Lucas no buscaba "ver a
Jesús", lo que sería la postura de un curioso superficial. Lucas tiene
cuidado de precisar que Zaqueo buscaba ver "quién era Jesús". El
empleo del pronombre relativo personal es de una importancia capital para
Lucas. "Quien" indica en efecto la persona de Jesús que intrigaba y
al mismo tiempo fascinaba a Zaqueo, y cuyo misterio quería descubrir. En su
búsqueda, Zaqueo había "visto" y comprendido que el Profeta
vagabundo, más pobre que Job sobre su montón de estiércol, poseía sin embargo
todo lo que él, Zaqueo, habría querido tener, pero no tenía. Zaqueo había
"visto" y comprendido que aquí el verdadero rico y el hombre
auténticamente realizado era ese Jesús que había sabido liberarse de la
obsesión del tener; y que el verdaderamente miserable e incuestionable perdedor
era él, Zaqueo, el hombre codicioso y estúpido, que había pasado los mejores
tiempos de su vida apropiándose del dinero de otros.
Lucas quiere así hacernos
comprender que, finalmente, en el proceso de un hombre convertido, sólo el
encuentro con una persona y la admiración, la fascinación, la adhesión que
suscita en él, son los factores decisivos que determinan el viraje existencial
que hace volcar su vida hacia y sobre el "camino" del ser amado. Lo
que campea en el centro de la historia de Zaqueo es este encuentro de dos
amores. Llega un momento donde el lector no comprende quien busca a quien. No
sabe si es Zaqueo el que busca saber quien es Jesús; o si Jesús el que busca
saber quién es Zaqueo. En efecto, toda la escena está en movimiento, atravesada
por una agitación y excitación febriles. Uno diría que se trata de dos
enamorados que se encuentran finalmente después de una larga e interminable
separación.
Es impresionante ver con qué
habilidad literaria, con qué concisión y delicadeza Lucas consigue expresar la
urgencia de los amigos, el afán de proximidad y el deseo de intimidad que se
desprende de sus encuentros. Apenas me permito parafrasear las palabras de
Jesús: "¡Zaqueo, mi amigo! aquí
estoy por fin! ¡Te he echado tanto en
falta! ¡Te he buscado tanto tiempo! ¡Baja en seguida! ¡No puedo esperar
más!!Tengo que estar contigo! ¡Necesito, quiero ya, ahora, hoy, encontrarme
contigo, en la intimidad de tu casa! Quiero entrar en tu vida, para que la
lleva con la mía".
¡Qué sorpresa y qué alegría
para Zaqueo escuchar por fin a alguien que lo llama amicalmente por su nombre;
sentirse por fin una persona buscada, querida, deseada y amada, el, que hasta
entonces sólo había conocido rechazo, ¡hostilidad y odio por parte de todos!
"Rápidamente Zaqueo descendió de su árbol - subraya Lucas- y muy contento
lo recibió en su casa".
Porque Jesús se entregó a él,
al entrar en su casa, Zaqueo también entrará en la suya. Será parte de su
familia. Adoptará su estilo de vida. Se entregará a su causa, sus principios,
sus valores. Como su maestro, será un hombre libre. Romperá las cadenas de la
ambición. Se deshará de todo lo que le impida vivir en comunión de espíritu y
de corazón con su nuevo Amigo. Sabe que para eso ha de volverse pobre. No puede
olvidar una frase de Jesús que circulaba en boca de todos sus discípulos y que
nunca había dejado de atormentarle: "¡Qué difícil es para un rico
salvarse! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico
entre en el Reino de Dios" (Mt 19,23-25 ; Mc. 10, 23-26 ; Lc. 18, 24-26).
Transformado por su encuentro
con el Señor y enriquecido con el don de un amor que lo traspone, Zaqueo, que
ahora posee un tesoro mucho más precioso, no sabe ya qué hacer con su dinero.
¡Se acabaron las tergiversaciones! Zaqueo dará la mitad de sus bienes a los
pobres y restituirá el cuádruplo de lo que ha defraudado.
Y así Zaqueo, al comprometerse
definitivamente en el "camino" trazado por Jesús, conocerá finalmente
felicidad y plenitud de vida: "Hoy -le anuncia Jesús- ha venido la
salvación a esta casa".
Concluimos diciendo que, con
esta narración, Lucas alcanzó perfectamente el fin que se proponía. Quería
primero hacer comprender a los cristianos convertidos de su época que sólo el
encuentro con una persona y la experiencia del amor que siente por ella, es la
única razón, la única fuerza, capaces de desencadenar el proceso de conversión
(o de transformación interior) por el cual la vida de un individuo es llevada a
fundirse en la de otro, en un movimiento de confianza y abandono total. Esta
fusión comporta inevitablemente el abandonar un mundo, una mentalidad, un modo
de vida, para construir sobre otros sueños y otros cimientos la nueva forma de
su existencia.
Lucas quería también conducir
a esos cristianos a asumir que su transformación interior sólo había sido
posible porque el amor de dios, manifestado en Jesús, había venido al encuentro
de su ceguera, su malestar, su insatisfacción, su extravío, abriendo sus ojos,
llenando el vacío de sus corazones, implantándolos en la confianza del amor, y
conduciéndolos así, al seguimiento del Maestro, en el «nuevo camino» que había
trazado.
Sin duda a causa de la
densidad de sus contenidos, la complejidad de sus temas, la profundidad de sus
visiones y referencias, unidas a una extraordinaria simplicidad de composición
literaria, es por los que esta historieta de Zaqueo se considera una de las más
bellas perlas del Nuevo Testamento.
Bruno Mori –
(traducción de Ernesto Baquer)
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