vendredi 30 décembre 2016

NAVIDAD SU SIGNIFICADO

Original francés:
Hay varias formas de intentar aproximarnos a Dios, de aprehender lo sagrado y las diferentes corrientes religiosas o espirituales existentes que nos proponen diferentes caminos de acceso. Podemos encontrar a Dios o signos de su presencia en lo Bello, lo Bueno, la Verdad, el Amor, la bondad, en la pureza de corazón, la rectitud de nuestros pensamientos y acciones, en la meditación, la renuncia, nuestra realización, nuestro ser profundo, en la naturaleza, la armonía o las conexiones entre las cosas…

Todos llevamos en nosotros un impulso hacia lo absoluto, la Verdad, hacia Dios, hacia la plenitud, pero los caminos que llevan a la cima de la montaña son numerosos, probablemente tantos caminos diferentes como seres humanos. Los caminos no faltan, pero tenemos que saber cual elegir. Las corrientes religiosas son los postes indicadores que sirven para indicarnos qué camino es practicable, porque otros los han emprendido antes que nosotros.

Todos tenemos una sensibilidad más o menos grande a la presencia de lo Divino en nuestro mundo y una preocupación más o menos grande por la cuestión.
Hay hombres que han tenido una intuición, una sensibilidad particular, hombres que han sabido comprender y ver cosas que el común de los mortales no es capaz de percibir. Hay hombres faros que han venido a iluminar nuestro mundo, a guiarnos, a revelarnos sobre lo divino, a mostrarnos la dirección que tomar para intentar aproximarnos a lo divino.

Podemos comprender la Navidad de diferentes formas. En un primer nivel, Navidad es el aniversario del nacimiento de uno de esos hombres faros, un hombre fuera de lo común, que nos inspira y queremos tomar como maestro. En un nivel más tradicional, Navidad es el nacimiento del Hijo de Dios o de un hijo de Dios particular. Los cristianos vemos también en la Navidad, la representación de la venida de Dios entre nosotros o el símbolo de la encarnación, de la irrupción de Dios en el mundo de los hombres. Es también Dios que se revela a los hombres, que se da a conocer a través de la voz de Jesús.

Pero podemos también verlo en otro sentido, que la Navidad, para los humanos es la apertura de una nueva puerta al Absoluto. A través del nacimiento de Jesús y más tarde de su enseñanza, es el advenimiento en nuestro mundo de un nuevo camino que lleva a Dios. Es la llegada al mundo del conocimiento, de la toma de conciencia de una nueva manera de ser que nos acerca a Dios. Porque la “venida de Dios en nuestro mundo o en nuestro corazón”, no es algo pasivo, se necesita una cierta disposición de corazón y de espíritu para recibirlo.

Otras puertas se abrieron antes, otros caminos se indicaron en otros tiempos, como el noble Sendero Óctuplo preconizado por Gautama Siddhartha, el Buda, para esperar su iluminación. Según este sendero, hay que aplicar una serie de preceptos a nuestra vida, como la Palabra justa, la acción justa, los medios de existencia justos, el pensamiento justo, etc. para llevar nuestra alma a su plenitud.
Pero para nosotros cristianos, es Jesús quien nos abrió la puerta buena, y la llave de esta puerta es el Amor: si el Amor de Dios, Amor verdadero, guía nuestro caminar, entonces marchamos en la buena dirección, con el rostro vuelto hacia la luz, marchamos hacia Dios.

Para nosotros, cristianos, Jesús es quien nos indica el camino a seguir, nos muestra el camino, pero al mismo tiempo es él mismo el Camino, la Verdad y la Vida (cf Juan). Es decir es él quien nos ha enseñado y mostrado con su ejemplo qué debemos hacer para acercarnos a Dios, y por tanto vivir plenamente nuestra vida; pero, al mismo tiempo, si habita en nuestro corazón, si su Espíritu y su Amor habitan en nosotros, él nos transforma desde dentro, abre nuestro corazón y nuestra inteligencia a la verdad y por eso mismo nos guía en la buena dirección desde dentro.

Pero la presencia del Amor de Dios, de lo sagrado, en nosotros es, como el niño Jesús envuelto en un pesebre, algo infinitamente bello, precioso, pero tan frágil, tan vulnerable. Algo que cuidar muchísimo, que alimentar, con mucha dedicación para ayudarle a crecer. Tenemos que morir en nosotros (nuestra ceguera, nuestros egoísmos, nuestros celos, nuestras estrecheces, etc)… como Jesús quien finalmente fue llevado a la muerte, a causa de la maldad de hombres que no estaban dispuestos a recibir un hijo de Dios.

Entonces, a fin de cuentas, Navidad es cada vez que somos capaces de hacer renacer en nosotros, una y otra vez, un Amor de Dios verdadero y que nos dejamos guiar por El.


Susanne Schoenbacher

Traducción de Ernesto Baquer

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